lunes, 20 de diciembre de 2010


Queridos Caminantes:

Este año para nosotras fue muy enriquecedor haber compartido, con ustedes, nuestro querido proyecto.. Nuestros mejores deseos para estas fiestas – Un año nuevo lleno de sueños, ilusiones y disfrute.
Esperando encontrarnos pronto, en un nuevo camino; curioso, mágico, inesperado, reflexivo, divertido . QUE MAS PODEMOS PEDIR?????

Felices Fiestas
Un abrazo

Celebraciones, fiestas, hitos, caminos

Estamos en época de fiestas, las de fin de año. Se siente en las calles y en los ánimos un algo que hace de estos días algo diferente del resto. A pesar de las grandes dificultades por las que atravesamos, no obstante las incertidumbres, a contracorriente de las preocupaciones... ¡a divertirse todo el mundo! Pero, ¿qué son las fiestas?

Los seres humanos necesitamos celebrar. Las fiestas rituales, aquellas que se repiten regularmente a lo largo del año para los grupos, o las que llegan una vez durante el ciclo vital de los individuos -primera comunión, matrimonio- son universales.
están ligadas a ciclos naturales de todo tipo, desde los cambios de las estaciones hasta los de las hormonas, se mezclan con representaciones muy poderosas que dan sentido a las culturas y afianzan la identificación de sus miembros con ellas. Son siempre una marca de la relación difícil, pero inevitable, entre nuestro arraigo en la biología, en el mundo físico, y nuestro rompimiento con ellos a través de los símbolos y de la espiritualidad.
Las fiestas son, además, hitos y marcas, y tienen que ver con el tiempo, con el paso inevitable de los minutos, con el devenir imparable de las generaciones. En ellas se combina lo efímero con lo trascendente. El sello de lo transitorio con un toque de inmortalidad. Casi podría decirse que fiestas como las de fin de año son una suerte de signos de puntuación en un discurso que, de no ser por ellos, sería incomprensible, imparable, invivible, abrumador.
Tomando la metáfora gramatical, hay muchos signos de puntuación: punto, coma, puntos suspensivos, interrogación, exclamación, guiones, etc. Todo ello son las fiestas. Altos en un camino que debe seguir. Nos permiten preguntar, revisar, planificar, replantear, recordar y arrepentirnos. Morir y revivir. Porque las fiestas no son solamente alegría. En ellas, como en todo alto, se suspende un poco la cotidianeidad, se congela la realidad. Y justamente por ello, nos permiten una mirada a la corriente en que estamos inmersos y nos remiten no solamente a presencias con las cuales nos divertimos, sino a ausencias, a vacíos.
Entre esta fiesta y la anterior han pasado muchas cosas. Hay personas que no están más con nosotros y la celebración las hace más presentes que nunca. Hay deudas, pequeñas traiciones, olvidos. Por todo eso, las fiestas también pueden inducir a la tristeza, a la nostalgia y, un poco, al vacío. Es natural y debe haber lugar para esos sentimientos. Se debe también mencionarlos, nombrarlos y compartirlos con nuestros hijos. La fiesta resume la vida con todas sus contradicciones, con su movimiento imparable, con sus frustraciones y, finalmente, con su empuje, con esas fuerzas que renacen permanentemente para volver a luchar.

Roberto Lerner

jueves, 2 de diciembre de 2010

CERRANDO CIRCULOS Paulo Coelho

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los por qué, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones? , ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!