miércoles, 11 de mayo de 2011

UN LUJO, Gracias Marta!!!

Un cuento inspirado en las caminatas.


El finde transcurrió sin sobresaltos.
El parque Agronomía de los sábados pareció distinto. Mi llegada, unos minutos más tarde de lo acordado con mis dos preparadoras físicas , apuró el comienzo de la caminata, esta vez distinta.
La charla de un caminante nuevo acompañaba a mis pies, cansados por haber recorrido ese día por la mañana otro barrio desconocido, más de una hora de esa hermosa mañana.
Parecía que implacable, el mini-turismo se impondría. La pequeña virginiana llevaba la delantera impulsada por brindarnos un conocimiento más para hacernos más agradable aún la tarde que se escondía entre las casuarinas.
El tren pasó sin ruidos, al fin era una rareza más que se mostraba contrastante con aquellas máquinas fresadoras que desde temprano nos despertaron cortando un centímetro de asfalto que pasaba por una aspiradora gigante que escupía su vómito del negro elemento, hacia el otro germen de ruido: un camión semi-remolque que soportaba sin chistar la montaña acumulada del sobrante de asfalto, ese mismo que usé tantas veces para las pátinas de mis esculturas o artesanías envejecidas. Ahora llegó su hora mortal; sería llevado para su posterior reciclaje. Al menos era un consuelo.
El tren pasó sin que nos diéramos cuenta. El camino arbolado nos recordó a la Madre Tierra captándonos por completo la atención. Un molinete nos dio un pequeño respiro para abrirnos a su paso una salida hacia una calle desconocida.... Ya estábamos en el barrio de ferroviarios llamado Agronomía, tan chiquito como atractivo, con casas de toda condición pero con el mismo encanto de sencillez que las unía. Se adivinaban muchas historias, entre ellas la de vecinos ilustres: químicos como Dr Pedro Arata o el Dr Angel Roffo o el mismísimo Julio Cortazar, el que tiene pegada su placa recordatoria en su casa frente a la placita diminuta, redondita, que reúne al barrio. Haber caminado por él me llamó a investigar quiénes más eran los que respiraron ese aire puro : el escritor Cesar Tiempo. También caminaba el político y jurisconsulto Dr. Francisco Beiró quien se le cortó el aliento justo cuando iba a acompañar a Hipólito Yrigoyen con su vicepresidencia...
Mientras sus historias nos rondaban , un gato gris echado en un banco de plaza dentro de una propiedad, nos ganó la atención para volvernos a insistir que la Madre Tierra nos amparaba igualito que a él. Que no tengamos miedo de dar vuelta a la esquina desconocida; que ningún ladrón vendría a despojarnos del solcito que nos ganamos, por prestarle la debida atención.

Marta Celli (9 de mayo 2011)

No hay comentarios:

Publicar un comentario